📜 La historia de la Pavlova: un dulce con acento ruso… y disputa oceánica
La Pavlova nació como homenaje a la gran bailarina rusa Anna Pavlova, famosa en todo el mundo por su técnica impecable y la sensación de ligereza que transmitía sobre el escenario.
Lo curioso es que Australia y Nueva Zelanda llevan décadas disputándose la autoría de este postre:
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Nueva Zelanda afirma que la inventó en 1926 un chef de Wellington, inspirado en el tutú vaporoso de la bailarina.
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Australia asegura que fue creada en Perth, describiéndola como “tan ligera como Pavlova”.
Aunque el origen exacto sigue siendo un misterio, lo cierto es que la receta se ha convertido en símbolo nacional en ambos países, especialmente en celebraciones y Navidades.
✨ Qué hace única a la Pavlova
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Base de merengue crujiente por fuera y suave por dentro
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Cobertura cremosa de nata montada o crema chantilly
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Decoración con frutas frescas (fresas, kiwi, frutos rojos, mango, maracuyá…)
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Presentación elegante y ligera, recordando el tutú de ballet
🍰 Receta de Pavlova clásica
Raciones: 8 porciones
Tiempo total: 2 horas (incluyendo horneado y enfriado)
Ingredientes
Para el merengue:
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4 claras de huevo (a temperatura ambiente)
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220 g de azúcar blanco
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1 cucharadita de vinagre blanco o de manzana
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1 cucharadita de maicena
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1 cucharadita de extracto de vainilla
Para la cobertura:
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250 ml de nata para montar (mínimo 35% MG)
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2 cucharadas de azúcar glas
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Frutas frescas variadas (fresas, kiwi, frutos rojos, mango, maracuyá…)
Paso a paso
1. Montar el merengue
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Precalienta el horno a 120 °C (calor arriba y abajo).
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Bate las claras a velocidad media hasta que se formen picos suaves.
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Añade el azúcar poco a poco, sin dejar de batir, hasta que el merengue esté firme y brillante.
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Incorpora suavemente el vinagre, la maicena y la vainilla.
2. Dar forma y hornear
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Coloca papel de hornear sobre una bandeja y dibuja un círculo de unos 20 cm como guía.
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Extiende el merengue, dejando el centro un poco más bajo para colocar después la nata y la fruta.
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Hornea durante 1 hora y 15 minutos.
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Apaga el horno y deja enfriar dentro con la puerta entreabierta.
3. Decorar y servir
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Monta la nata con el azúcar glas hasta que esté firme pero cremosa.
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Cubre el merengue frío con la nata y las frutas frescas.
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Sirve inmediatamente para disfrutar de todo su contraste de texturas.
💡 Consejos para una Pavlova perfecta
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Claras sin rastro de yema: así montarás un merengue estable.
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Azúcar fino: se integra mejor en las claras.
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Horneado lento: evita que el merengue se dore y pierda su color blanco.
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Montaje justo antes de servir: para mantener la base crujiente.
📍 Curiosidad final
En Australia y Nueva Zelanda es tradición servir Pavlova en Navidad… aunque allí es pleno verano, así que siempre va acompañada de frutas frescas y colores vibrantes.
Quizá sea buena idea adoptarla como postre oficial de las celebraciones veraniegas aquí también.