La madre que parió la masa madre


¡Hala! ¿Que te has encaprichado con la masa madre? ¿Te ves cual hipster barbudo amasando cual poseso tu pan "artesanal"? Tranquilo, que no cunda el pánico. Hacer masa madre no es ciencia espacial, aunque a veces lo parezca. Te lo digo yo, que he pasado por todas las fases: la emoción del novato, la frustración del "no me sube", el orgullo del primer panecillo...

Paso 1: Invocación a los dioses del pan

Necesitarás harina (mejor integral), agua y un tarro de cristal. Ah, y paciencia, mucha paciencia. Mezcla la harina y el agua a partes iguales hasta obtener una masa pringosa. Déjala reposar en un lugar cálido y oscuro, como si fuera un conjuro.

Paso 2: Alimentando a la criatura

Cada 12 horas, añade un poco más de harina y agua a tu masa. Remueve con cariño, como si fuera un bebé. Verás cómo burbujea y huele a... bueno, a algo. No te preocupes, es normal. Sigue alimentando a la criatura durante 3-5 días, hasta que esté fuerte y activa.

Paso 3: ¡Eureka! La masa madre ha nacido

Si tu masa madre está viva, ¡felicidades! Debería tener un olor ácido y una textura espesa y burbujeante. Ahora puedes usarla para hacer pan, pizza, focaccia... ¡lo que te dé la gana!

Paso 4: Domando a la bestia

La masa madre es un ser vivo, con sus caprichos y manías. Tendrás que aprender a conocerla y a cuidarla. Si la dejas abandonada, se morirá. ¡Ay, la crueldad del pan!

Paso 5: ¡Pan, pan, pan!

Experimenta con diferentes recetas y disfruta de tu pan "artesanal". Te sentirás como un auténtico maestro panadero. Y si te sale mal, no te preocupes, siempre puedes tirar de la masa madre industrial.

Consejos de andar por casa:

Usa harina integral para una masa madre más fuerte.

No te obsesiones con las medidas exactas, la masa madre es flexible.

Si te vas de viaje, guarda la masa madre en la nevera.

¡Diviértete y experimenta!

Y recuerda: la masa madre no es una ciencia exacta, es un proceso creativo. No te frustres si no te sale a la primera. Sigue intentándolo, y al final, ¡te harás con el control de la bestia!

¡Mucha suerte, panarra!


P.D.: Si te da pereza todo esto, siempre puedes comprar masa madre ya hecha. Pero no te diré dónde...