Poema para los huevos fritos


Un par de huevos fritos
Redondos, brillantes, vibrantes, fundentes,
de fina puntilla, dorada y crujiente,
como único adorno, van festoneados,
y siempre, digo siempre, siempre muy calientes.

Finísimo velo recubre la yema,
haciéndole guiños al buen comensal,
y la clara densa, cuajada y muy blanca,
rodea, amorosa, todo su caudal.
Mas si tú introduces el pan en su vientre,
éste estalla, libre, y te hace gozar
de todo su aroma, de toda su esencia,
e invade en segundos todo el paladar.


Tú sigues mojando el pan en la yema,
hasta que la apuras y no queda más,
y dejas la clara, vacía y desnuda,
luego te la comes y... vuelta a empezar.



(Bilbao, 6 de abril de 1997)
Autora : Suflé del CDCI Concurso de Narradores de Platos del Salón del Gourmet de Madrid